Si determinadas actividades no generan valor añadido pero si costes, ¿que sentido tiene mantenerlas?. Si logramos eliminarlas habremos dado un gran paso en la mejora de la competitividad.
En el área de fabricación, el ciclo de fabricación se determina com la suma de tiempos de transporte de materiales, preparación de máquinas, proceso, inspección de productos, almacenamiento, etc. De todos ellos, el único que aporta valor percibido por el cliente es el tiempo de proceso. El resto son actividades sin valor añadido. Debemos ser capaces de identificar estas actividades y delimintar sus costes , eliminandolas si es posible, al menos reducirlas todo lo posible.
Una cuestión de interes es, si una vez identificadas las actividades sin valor añadido y delimintados sus costes, debemos vincularlas a los costes de producto y servicios, o por el contrario, si lo que perseguimos es la eliminación o reducción de dichos costes, sería preferible vincularlo a los costes de la estrucutra de la empresa, con objeto de lograr su eliminación o reducción.
Supongamos que tenemos un departamento de control de calidad que realiza la inspección de la entrada de materiales en los almacenes. Dada que su actividad no aporta valor añadido podríamos eliminarla, y así todo los costes de personal asociados. Pero si no recomponemos el proceso formando al personal de recepción para que garantice el grado de calidad, podrían dispararse los costes de producción por defectos en los componentes, o los costes producidos por las devoluciones de mercancia defectuosa por parte de los clientes.
En cualquier caso, lo que es evidente es que se debe montar un modelo económico donde se refleje esta situación y podamos controlarlo, así como ver el impacto e nlos resultados con objeto de poder tomar una decisión al respecto.